Tierra de Ahulema

Tierra de Ahulema

martes, 31 de agosto de 2010

Poema invitado: "PARA QUE YO ME LLAME ÁNGEL GONZÁLEZ" ÁNGEL GONZÁLEZ


Para que yo me llame Ángel González,
para que mi ser pese sobre el suelo,
fue necesario un ancho espacio
y un largo tiempo:
hombres de todo el mar y toda tierra,
fértiles vientres de mujer, y cuerpos
y más cuerpos, fundiéndose incesantes
en otro cuerpo nuevo.
Solsticios y equinoccios alumbraron
con su cambiante luz, su vario cielo,
el viaje milenario de mi carne
trepando por los siglos y los huesos.
De su pasaje lento y doloroso
de su huida hasta el fin, sobreviviendo
naufragios, aferrándose
al último suspiro de los muertos,
yo no soy más que el resultado, el fruto,
lo que queda, podrido, entre los restos;
esto que veis aquí,
tan sólo esto:
un escombro tenaz, que se resiste
a su ruina, que lucha contra el viento,
que avanza por caminos que no llevan
a ningún sitio. El éxito
de todos los fracasos. La enloquecida
fuerza del desaliento...


ÁNGEL GONZÁLEZ

Revista LEER, nº 215

Nuevo número de la Revista Leer, curiosa portada de "vampizombis" y reportaje ad hoc de Maica Rivera



Editorial

Vampiros
La portada de este número 215 de LEER, interpretada por Ricardo Fumanal, es toda una quintaesencia metafórica del mito del vampiro, precisamente situando al Nosferatu de Murnau en el cuadro victoriano “Junio ardiente”, del pintor romántico inglés Frederick Leighton, coincidiendo ambos universos estéticos en la encrucijada temporal del XIX. Maica Rivera escribe una documentada historia sobre el origen y el mito del vampiro, enriquecida con la opinión de expertos como Jacobo Siruela –compilador de una completa antología sobre el mito–, entre otros.

Este número de septiembre de 2010 celebra un centenario, el del nacimiento del recordado Gonzalo Torrente Ballester, fallecido en 1999. Y, también, Javier Redondo analiza la obra del desaparecido Premio Nobel portugués José Saramago, fallecido en las estribaciones de este verano en su casa de Lanzarote, al tiempo que aporta una semblanza política y literaria del controvertido escritor luso.

Y también desde Portugal, Fernando Pessoa es revisitado a través de su biblioteca, de los volúmenes que atesoró quien es considerado como el más importante escritor portugués tras Camões Víctor Márquez Reviriego “entrevista” en esta ocasión a Ortega y Gasset, en un brillante ejercicio de diálogo imaginado con el autor de La rebelión de las masas, el gran pensador y polígrafo español.

Inocencio Arias, nuestro corresponsal en Los Angeles, desde donde ha informado de las novedades editoriales que llegaban a las librerías de la Costa Oeste, tras abandonar la capital californiana se ocupará de nuevos empeños en nuestras páginas. Su tarea será realizada a partir de este número por el escritor y periodista Julio Valdeón, que se incorpora a nuestro plantel de colaboradores como corresponsal en Nueva York, desde donde informará de las corrientes y novedades que aparezcan en la Costa Este.

Este número de rentrée aparece, asimismo, con las novedades de otoño, con los textos de los articulistas, críticos y colaboradores habituales de LEER. Que lo disfruten.

Revista Leer nº 215

lunes, 30 de agosto de 2010

Poema invitado: "El cometa Hyakutake" ANTONIA BOCERO


¿Por qué música en caracola,
deambular de arena atrapada en mis ojos,
canción de náufrago: tren en permanente demora?

No deseo que hasta mí llegues: quédate ahí,
en la paz de la cripta;
no inmoles el hallazgo,
mira con ficción a esta luz, que sólo es
fuego de lágrima que nunca brota.

Tú y Yo, seamos poder de misterio.
Te amo, príncipe de Antioquía,
porque no hemos coincidido en el tiempo,
porque nunca has tocado mi mano,
porque noche tras noche
no tuve la oportunidad de acariciar el dorado de tu cabello.

Tú no busques mi hora, no busques
después de mil años saber de mi amor;
no te acerques,
que hay conocimientos que no son gratos.
Tú, normando, brazo de héroe,
hoy sé silencio, que yo te iré contando:

-Esta noche se acerca a la Osa Mayor el cometa Hyakutake:
al parecer toda una oportunidad;
pero no he abierto la ventana
porque he decidido mirar, nada más, a lo que esté ido,
o sea de un azul que no existe,
o a nube de mariposas que al alba se desvanece.

Mirar níveamente a lo que su cohabitar no genere ya
ni frío ni calor,
ni amenace, con promesas de luz,
a esta niña silenciaria de pupilas quemadas,
ni haga de mis sienes
un tic-tac, el tic-tac del tiempo aquel:
tiempo detenido, estelar,
en que mirar y escribir eran un nombre.

Es el alba, hijo de Alberada,
y Madrid, y el metro, y el asfalto,
y las alimañas del recuerdo
y el no intentar dormir porque es inútil.
Porque es noche de ritos, de zozobras,
de medusas que no pueden volver a la mar;
hoy es noche de cumbres inmóviles,
de cumbres que nos dejan ver el Océano que fueron.
Es noche de ruinas,
ruinas exóticas, inaccesibles,
ruinas que nos habitan bajo las de Pompeya.

Es noche de papel y pluma,
de mano que escribe
que nos hace oír música en caracola,
que profana a mis ojos tu Cripta,
que nos presenta, que nos habla,
para que tú también sueñes de cometas que no vamos a ver.
Y esta mano mía que escribe de todo,
¿por qué enluta a mis ojos un nombre...?

Suprema "Y" copulativa:
sólo tú conoces mi triunfo,
sólo tú, alianza de pronombres.

¿Qué es todo esto, Bohemundo?
Tú, el héroe que más impresionó a Ana Comneno,
el que nunca deseó en realidad tener mujer ni hogar concreto,
hoy eterno eres en bóveda poseído,
vives consuelo de estatua marfil,
de estatua que soñó, seriamente,
en que los cuidados arabescos de su Pygmalión
la harían ser eterna Galatea.


ANTONIA BOCERO de Camino a Sérifos, (Instituto de Estudios Almerienses, 1999)

Antonia es poeta, narradora y crítica de arte, de quien próximamente aparecerá un nuevo poemario ÁNGEL DE GUERRA publicado por Ediciones Vitruvio. Os recomiendo sus blogs:

http://antoniabocerogarcia.blogspot.com/
http://poetasnosquedalapalabra.blogspot.com/

http://antoniabocero-poesia.blogspot.com/
http://antoniabocero-arte.blogspot.com/

Muchas gracias Antonia

Reunión de Poetas y Rapsodas en Getxo

Mañana Miércoles · 19:30 - 21:00

Patronato Aldai (Antigua Itxasgane) Calle Caridad nº 1 de Algorta (Getxo)





Reunión de Poetas y Rapsodas en Getxo

domingo, 29 de agosto de 2010

Poema invitado: "Esplendor negro" FRANCISCO BRINES


Sólo una vez pudiste conocer aquel Esplendor negro
e intermitentemente recuerdas la experiencia con vaguedad,
aproximaciones difusas, inminencias,
y así, desde tu juventud, arrastras frío,
un invisible manto de ceniza escarlata.
Y no fue necesario cegar los ojos,
pues de las luces claras de los astros
llegó el delirio aquel, la posibilidad más exacta y sencilla:
en vez de Dios o el mundo
aquel negro Esplendor,
que ni siquiera es punto, pues no hay en él espacio,
ni se puede nombrar, porque no se dilata.
Valen igual Serenidad y Vértigo,
pues las palabras están dichas desde la noche de la tierra,
y las palabras son tan sólo expresión de un engaño.
Volver al centro aquel es ir por las afueras de la vida,
sin conocer la vida, un inmundo imposible,
pues sólo el no nacer te pudiera acercar a esa experiencia.
Crear la inexistencia, y su totalidad,
no te hizo poderoso,
ni derramó tu llanto, y nada redimiste.
La misma incomprensión que contemplar el mundo
te produjo el terror de aquel Esplendor negro,
y aquel desvalimiento al cubrirte las sábanas.


de Insistencias en Luzbel

sábado, 28 de agosto de 2010

Poema invitado: "Cántico" SAN JUAN DE LA CRUZ


¿Adónde te escondiste,
Amado, y me dejaste con gemido?
Como el ciervo huiste
habiéndome herido;
salí tras ti clamando y eras ido.

Pastores, los que fueres
allá por las majadas al otero,
si por ventura vieres
aquel que yo más quiero,
decidle que adolezco, peno y muero.

Buscando mis amores
iré por esos montes y riberas;
no cogeré las flores,
ni temeré a las fieras,
y pasaré los fuertes y fronteras.

¡Oh bosques y espesuras
plantadas por la mano del Amado!,
¡oh prado de verduras
de flores esmaltado!,
decid si por vosotros ha pasado.

Mil gracias derramando
pasó por estos sotos con presura;
y, yéndolos mirando,
con sola su figura
vestidos los dejó de su hermosura.

¡Ay!, ¿quién podrá sanarme?
Acaba de entregarte ya de veras;
no quieras enviarme
de hoy más mensajero
que no saben decirme lo que quiero.

Y todos cuantos vagan
de ti me van mil gracias refiriendo,
y todos más me llagan,
y déjanme muriendo
un no sé qué que quedan balbuciendo.

Mas, ¿cómo perseveras,
¡oh vida!, no viendo donde vives,
y haciendo por que mueras
las flechas que recibes
de lo que del Amado en ti concibes?

¿Por qué, pues has llagado
aqueste corazón, no le sanaste?
Y, pues me le has robado,
¿por qué así le dejaste,
y no tomas el robo que robaste?

Apaga mis enojos,
pues que ninguno basta a deshacedlos,
y véante mis ojos,
pues eres lumbre de ellos,
y sólo para ti quiero tenerlos.

Descubre tu presencia,
y máteme tu vista y hermosura;
mira que la dolencia
de amor, que no se cura
sino con la presencia y la figura.

¡Oh cristalina fuente,
si en esos tus semblantes plateados
formases de repente
los ojos deseados
que tengo en mis entrañas dibujados!

¡Apártalos, Amado,
que voy de vuelo!
Vuélvete, paloma,
que el ciervo vulnerado
por el otero asoma
al aire de tu vuelo, y fresco toma.

Mi Amado las montañas,
los valles solitarios nemorosos,
las ínsulas extrañas,
los ríos sonorosos,
el silbo de los aires amorosos,

la noche sosegada
en par de los levantes de la aurora,
la música callada,
la soledad sonora,
la cena que recrea y enamora.

Cogednos las raposas,
que está ya florecida nuestra viña,
en tanto que de rosas
hacemos una piña,
y no aparezca nadie en la campiña.

Detente, cierzo muerto;
ven, astro, que recuerdas los amores,
aspira por mi huerto,
y corran tus olores,
y pacerá el Amado entre las flores.

¡Oh ninfas de Judea!,
en tanto que en las flores y rosales
el ámbar perfumea,
poblad los arrabales,
y no queráis tocar nuestros umbrales.

Escóndete, Carillo,
y mira con tu faz a las montañas,
y no quieras decidlo;
mas mira las compañas
de la que va por ínsulas extrañas.

A las aves ligeras,
leones, ciervos, gamos saltadores,
montes, valles, riberas,
aguas, aires, ardores,
y miedos de las noches veladores:

Por las amenas liras
y canto de sirenas os conjuro
que cesen vuestras iras
y no toquéis al muro,
porque la esposa duerma más seguro.

Entrado se ha la esposa
en el ameno huerto deseado,
y a su sabor reposa,
el cuello reclinado
sobre los dulces brazos del Amado.

Debajo del manzano,
allí conmigo fuiste desposada;
allí te di la mano,
y fuiste reparada
donde tu madre fuera violada.

Nuestro lecho florido,
de cueva de leones enlazado,
en púrpura teñido,
de paz edificado,
de mil escudos de oro coronado.

A zaga de tu huella
las jóvenes recorren el camino,
al toque de centella,
al adobado vino,
emisiones de bálsamo divino.

En la interior bodega
de mi Amado bebí, y, cuando salía
por toda aquesta vega,
ya cosa no sabía,
y el ganado perdí que antes seguía.

Allí me dio su pecho,
allí me enseñó ciencia muy sabrosa,
y yo le di de hecho
a mí, sin dejar cosa;
allí le prometí de ser su esposa.

Mi alma se ha empleado,
y todo mi caudal, en su servicio;
ya no guardo ganado,
ni ya tengo otro oficio,
que ya sólo en amar es mi ejercicio.

Pues ya si en el ejido
de hoy más no fuere vista ni hallada,
diréis que me he perdido,
que, andando enamorada,
me hice perdediza y fui ganada.

De flores y esmeraldas,
en las frescas mañanas escogidas,
haremos las guirnaldas,
en tu amor florecidas
y en un cabello mío entretejidas.

En sólo aquel cabello
que en mi cuello volar consideraste,
mirástele en mi cuello
y en él preso quedaste,
y en uno de mis ojos te llagaste.

Cuando tú me mirabas,
su gracia en mí tus ojos imprimían;
por eso me adamabas,
y en eso merecían
los míos adorar lo que veían.

No quieras despreciarme,
que si color moreno en mí hallaste,
ya bien puedes mirarme,
después que me miraste,
que gracia y hermosura en mí dejaste.

La blanca palomica
al arca con el ramo se ha tornado,
y ya la tortolica
al socio deseado
en las verdes riberas ha hallado.

En soledad vivía,
y en soledad ha puesto ya su nido,
y en soledad la guía
a solas su querido,
también en soledad de amor herido.

Gocémonos, Amado,
y vámonos a ver en tu hermosura
al monte y al collado,
do mana el agua pura;
entremos más adentro en la espesura.

Y luego a las subidas
cavernas de la piedra nos iremos
que están bien escondidas,
y allí nos entraremos,
y el mosto de granadas gustaremos.

Allí me mostrarías
aquello que mi alma pretendía,
y luego me darías
allí tú, vida mía,
aquello que me diste el otro día.

El aspirar el aire,
el canto de la dulce filomena,
el soto y su donaire
en la noche serena,
con llama que consume y no da pena.

Que nadie lo miraba,
Aminadab tampoco aparecía
y el cerco sosegaba,
y la caballería
a vista de las aguas descendía.

Sí, es más que un sentimiento






Sucede de tarde en tarde, qué se le va a hacer, pero qué bonito es cuando ocurre y qué felices somos.
¡¡¡AUPA ATLETI!!!

viernes, 27 de agosto de 2010

UNA MAÑANA DESCREIDA


Esta mañana
el café es más solo todavía,
se pierde por la taza aún caliente
mientras se enfría mi lengua;

se ha fundido la luz
y mi pensamiento oscila
entre el monosílabo y el bisílabo;

en el fregadero
hay copas que gotean
señalando días que terminaron;

el frío de las baldosas
recuerda a mis pies descalzos
la obligación de caminar.

He despertado con la certeza de que olvidé
mi sombra
en algún rincón de esta página.


ANTONIO LINARES FAMILIAR de Nortes

Poema invitado: "La muerte del niño herido" ANTONIO MACHADO


Otra vez es la noche... Es el martillo

de la fiebre en las sienes bien vendadas

del niño. -Madre, ¡el pájaro amarillo!

¡Las mariposas negras y moradas!



-Duerme, hijo mío. Y la manita oprime

la madre junto al lecho. -¡Oh flor de fuego!

¿Quién ha de helarte, flor de sangre, dime?

Hay en la pobre alcoba olor de espliego:



fuera la oronda luna que blanquea

cúpula y torre a la ciudad sombría.

Invisible avïón moscardonea.



-¿Duermes, oh dulce flor de sangre mía?

El cristal del balcón repiquetea.

-¡Oh, fría, fría, fría, fría, fría!


ANTONIO MACHADO de Poesías de Guerra

jueves, 26 de agosto de 2010

OÍR vs ESCUCHAR

oír.
(Del lat. audīre).
1. tr. Percibir con el oído los sonidos.
2. tr. Dicho de una persona: Atender los ruegos, súplicas o avisos de alguien, o a alguien.
3. tr. Hacerse cargo, o darse por enterado, de aquello de que le hablan.
4. tr. Asistir a la explicación que el maestro hace de una facultad para aprenderla. Oyó a Juan. Oyó teología.
5. tr. Der. Dicho de la autoridad: Tomar en consideración las alegaciones de las partes antes de resolver la cuestión debatida.
MORF. Conjug. modelo.
ahora lo oigo.
1. expr. coloq. U. para dar a entender la novedad que causa algo que se dice y de lo que no se tenía noticia.
como lo oye, lo oyes, etc.
1.
exprs. coloqs. U. para afirmar algo que resulta difícil de creer.
como quien oye llover.
1.
expr. coloq. U. para denotar el poco aprecio que se hace de lo que se escucha o sucede.
lo que oye, lo que oyes, etc.
1.
exprs. coloqs. como lo oye.
me, te, etc., va, van, vas, etc., a oír.
1.
exprs. coloqs. U. como advertencia para expresar enojo o irritación. Si vuelvo a verte allí, me vas a oír.
oiga, u oigan.
1. interjs. U. para establecer contacto o captar la atención del interlocutor. Oiga, se le ha caído la cartera.
2. interjs. U. para denotar extrañeza, enfado o reprensión.
~ bien.
1. loc. verb. Escuchar favorablemente, con agrado.
~, ver y callar.
1.
expr. U. para advertir o aconsejar a alguien que no se entremeta en lo que no le toca, ni hable cuando no le pidan consejo.
oye.
1.
interj. oiga.
¿oyes?, u ¿oye usted?
1.
exprs. U. para llamar a quien está distante.
2. exprs. U. para dar más fuerza a lo que se previene o manda.
ser alguien bien oído.
1.
loc. verb. Lograr estimación o aceptación en lo que dice.


escuchar.
(Del lat. vulg. ascultāre, lat. auscultāre).
1. tr. Prestar atención a lo que se oye.
2. tr. Dar oídos, atender a un aviso, consejo o sugerencia.
3. intr. Aplicar el oído para oír algo.
4. prnl. Hablar o recitar con pausas afectadas.

© Real Academia Española


Sigo con mis preocupaciones sobre el uso del idioma.
Aunque partamos del hecho de que lo que hablamos ahora no deja de ser un latín más que vulgarizado y evolucionado, me apena el hecho de que se vulgarice más olvidándose, olvidándonos, del uso de expresiones, adjetivos, verbos... matices al fin y al cabo, esenciales para la comunicación y espantar los malentendidos.
Hoy traigo mi preocupación por cómo ha desaparecido del lenguaje público (medios de comunicación sobre todo) el uso del verbo OÍR, siendo sustituido por ESCUCHAR, dejando de lado algo fundamental en la riqueza expresiva de un idioma: las tonalidades y la intención.
Precisamente en la intención es donde estriba la diferencia de uso entre oír y escuchar, ya que oír es una acción que puede suceder de manera independiente de nuestro deseo o voluntad, mientras que para escuchar sí es necesaria una intencionalidad. Por eso podemos oír sin darnos cuenta, oír sin escuchar (sin prestar atención) o escuchar con detenimiento, es decir, estamos prestando toda nuestra atención (porque nos interesa muchísimo aquello que nos están diciendo).
Entonces por qué, en una conexión, un reportero siempre pregunta "¿me escucháis?", ¡¡¡hombre teniendo en cuenta que está en un medio de comunicación se da por entendido que se le va a escuchar con atención!!! (siempre y cuando aquello de lo que informe sea interesante, si no lo es pues simplemente le oiremos).
ANTONIO LINARES FAMILIAR

miércoles, 25 de agosto de 2010

Poema invitado: "La Quimera" DINO CAMPANA



No sé si entre rocas tu pálido
Rostro se me apareció, o sonrisa
De lejanías ignoradas
Fuiste, pendiente de marfil
Frente fulgente oh joven
Hermana de la Gioconda:
oh de las primaveras
Muertas, por tu mítica palidez
oh Reina oh Reina adolescente:
Mas por tu desconocido poema
De placer y dolor
Música niña exangüe,
Marcado con una línea de sangre
En el círculo de los labios sinuosos,
Reina de la melodía:
mas por la virgen cabeza
Inclinada, yo poeta nocturno
Velé las estrellas vivas en los mares del cielo,
Yo por tu dulce misterio
Y por tu ponerte taciturna.
No sé si la pálida llama
Fue de los cabellos el viviente
Signo de su palidez,
No sé si fue un dulce vapor,
Dulce sobre mi dolor,
Sonrisa de un rostro nocturno:
Miro las blancas rocas los mudos manantiales de los vientos
Y la inmovilidad de los firmamentos
Y los henchidos arroyos que van llorando
Y las sombras del trabajo humano encorvadas allá en las colinas heladas
Y aún por tiernos cielos lejanas claras sombras fluyentes
Y aún te llamo Quimera.


de Cantos Órficos Olifante Ediciones

martes, 24 de agosto de 2010

Literatura y Primera Guerra Mundial (I)


Poco a poco van apareciendo textos relacionados con la Primera Guerra Mundial, obras como Tempestades de Acero de Jünger (Tusquets Editores), El Miedo de Chevallier(Libros del Asteroide), Capitán Conan de Roger Vercel (Inédita Ediciones), Un año en el altiplano de Emilio Lussu (Libros del Asteroide), entre otros.
Traigo hoy una colección de relatos sobre La Gran Guerra, Tne Penguin Book of First World War (Penguin Books).
Antología realizada por Barbara Korte y dividida en cuatro apartados: El frente, Espías e inteligencia, Regreso a casa y Retrospeciva; Korte reúne relatos de autores que tocan el tema de fondo, así podemos encontrar cuentos de Joseph Conrad, Richard Aldington, Anne Perry, William Somerset Waugham, Sir Arthur Conan Doyle (con una fantástica aventura de un veterano Sherlock Holmes), Muriel Spark o D.H. Lawrence, entre otros.
Cada autor nos ofrece retazos de una guerra que como afirma Paul Fussell "fue prolífica en lo literario" no sólo por los autores que participaron en la misma, sino también por los escritores que generó el conflicto, voces que fueron testimonio de lo inútil de esa guerra (como todas), de la incompetencia y ambiciones de los oficiales empeñados en prolongar el conflicto o en mandar a la muerte segura a miles de hombres por lograr avanzar cien metros de la tierra de nadie, las ambiciones heroícas de los propios soldados o la miseria de una trinchera donde las ratas, los piojos, el barro o la angustia causaron sus propias víctimas.
ATONIO LINARES FAMILIAR

lunes, 23 de agosto de 2010

A PROPÓSITO DE "MÍTICO"


mítico, ca.
(Del lat. mythĭcus, y este del gr. μυθικός).
1. adj. Perteneciente o relativo al mito.

mito1.
(Del gr. μῦθος).
1. m. Narración maravillosa situada fuera del tiempo histórico y protagonizada por personajes de carácter divino o heroico. Con frecuencia interpreta el origen del mundo o grandes acontecimientos de la humanidad.
2. m. Historia ficticia o personaje literario o artístico que condensa alguna realidad humana de significación universal.
3. m. Persona o cosa rodeada de extraordinaria estima.
4. m. Persona o cosa a las que se atribuyen cualidades o excelencias que no tienen, o bien una realidad de la que carecen.

________________________________________

mito2.
(De or. desc.).
1. m. Ave paseriforme de la familia de los Páridos, con plumaje blanco, negro y rosado y larga cola blanca y negra. Es común en España y vive en los bosques, donde construye nidos cerrados de forma inconfundible.
Real Academia Española © Todos los derechos reservados



Estoy cansado, desde hace tiempo, diría yo más que cansado, realmente harto de que desde hace tiempo en los medios periodísticos todo sea "mítico". No es difícil oír hablar de un "estadio mítico", del "mítico político" o la "mítica canción". La pobreza de recursos lingüísticos y estilísticos de la que está haciendo gala el periodismo español es una lacra tanto formativa como informativa para los consumidores de medios de comunicación, especialmente de aquellos que se dedican al ámbito deportivo (futbolístico en el 94% de los casos).
Si seguimos los significados que da la R.A.E. al adjetivo mítico nos encontraríamos que se da un sentido de imaginario e irreal a hechos, actos o personas y a hechos reales; por ejemplo, se habla del "mítico gol de Andrés Iniesta que supuso la conquista de la copa del mundo de fútbol", creo que este jugador no es un personaje ni literario, ni ficticio, aunque tal y como hablan de él sea un nuevo Ulises o Dédalo.
El ejemplo puede ser ramplón y manoseado, lo siento, pero me parece realmente gráfico, como gráfico y lamentable es ese abuso de un adjetivo, que atribuye cualidades y características inexistentes o inmerecidas, y que, tan solo retrata, la paupérrima preocupación por cuidar el lenguaje, su calidad, su precisión y su auténtico valor descriptivo (están muy bien los diccionarios de sinónimos y antónimos, señores periodistas, de verdad, incluso son hasta divertidos, se lo aseguro), de esta manera podrán descubrir palabras como histórico, importante, capital, substancial, auténtico, etc.
Como usuario y consumidor de medios de comunicación, por favor, sólo pido un cuidado a personas que se les supone (como el valor en el ejército) un dominio del lenguaje y de sus estructuras, y que se olviden de comparar a futbolistas con minotauros o cancerberos, a canciones con unicornios, a estadios con olimpos, para volver a un uso lógico de un idioma, Los Beatles son Los Beatles y no unos argonautas.
ANTONIO LINARES FAMILIAR

domingo, 22 de agosto de 2010

DOS POR EL PRECIO DE UNO: o cómo se anuncia la crítica de dos libros y sólo se habla de uno


El pasado 26 de Junio, Ángel Rupérez publicaba en el suplemento cultural Babelia, dentro de la sección Libro de la Semana, un artículo titulado SEGUNDO ADVENIMIENTO, en principio, tal y como se presenta la página se hablaría de dos libros que coinciden en el tiempo, sendas traducciones de William Butler Yeats: Poesía reunida, traducción de Antonio Rivero Taravillo, una edición bilingüe publicada por Pre-Textos y La Escalera de Caracol y otros poemas, traducción de Antonio Linares Familiar, edición, también bilingüe, publicada por Ediciones Linteo.

Como autor de la traducción publicada por Linteo sigo las reseñas que aparecen de ese trabajo (todas ellas han aparecido en este blog y también se pueden ver en la cuidada página de la editorial en su apartado de prensa). Leo, por tanto, con atención la crítica de Rupérez, se supone que Babelia es, o al menos lo fué, un suplemento cultural contrastado y fiable. Pero la lectura del mencionado artículo me hace ver que se basa solamente en la excelente, cuidada y buenísima traducción de Rivero Taravillo, un trabajo profundo e intenso que ha realizado este poeta y traductor, y merecedor de mejores reseñas; al terminar de leer, y releer, me pregunto y si no habla de La Escalera de Caracol ... por qué lo citan en la página (dan la información básica, es decir, título, autor, traductor, nº de páginas, editorial), tal vez sea para ahorrarse una lectura por parte del crítico y si es así, mejor no citar algo de lo que luego no se habla.

De todas formas esta práctica, lamentablemente, parece habitual, se utiliza el gancho de algunos títulos u obras para luego dedicar los comentarios sólo de algunas de las citadas, una forma de trabajar que va en detrimento de la tarea de crítico y de la fiabilidad de un suplemento cultural que parece enredado en una espiral poco fiable, de información mutilada e incompleta, como recordaba ayer, 21 de Agosto, Sergi Bellver en un interesantísimo artículo titulado Cuento de Agosto, donde con más precisión que mis palabras habla de ese vacío informativo que se produce ahí donde tendría que haber lo opuesto.
No me duele que de mi trabajo como traductor no se hablara, no, me duele el hecho de no citar lo que se anuncia, ni del buen trabajo de una editorial como es Linteo dirigida por Antonio Colinas, cómo se le niega al lector una información previamente comunicada, y de la pérdida de fiabilidad de un suplemento cultural.
A propósito, hoy despertamos con la noticia del fallecimiento de Fogwill cuánto tardarán los "culturales" en dedicarle homenajes varios póstumos recordando su grandeza y sus palabras imprescindibles en la literatura, en fin...
Aquí tenéis el artículo


ANTONIO LINARES FAMILIAR


EL PAÍS

Babelia

CRÍTICA:

EL LIBRO DE LA SEMANA
Segundo Advenimiento


Poesía reunida
W. B. Yeats
Traducción de Antonio Rivero Taravillo
Edición bilingüe
Pre-Textos. Valencia, 2010
824 páginas. 42 euros


La escalera de caracol y otros poemas
W. B. Yeats
Traducción de Antonio Linares Familiar
Linteo. Ourense, 2010
206 páginas. 15 euros

ÁNGEL RUPÉREZ 26/06/2010
"La obra poética de William Butler Yeats se traduce íntegramente por primera vez al español. Una gran noticia que permite apreciar todo el arco creativo de este escritor irlandés, y premio Nobel, que supo ensanchar literaria y simbólicamente su idioma. Mientras su primera etapa es más musical y ensoñadora, la segunda gana en intensidad, dureza y compromiso
La poesía de W. B. Yeats (1865-1939) -editor de W. Blake, premio Nobel en 1923 y gran referencia de la poesía en inglés de su tiempo, junto con T. S. Eliot- presenta dos caras diametralmente opuestas (y en eso recuerda mucho a J. R. Jiménez): la de su primera época, desde 1899 hasta 1914, y la de su segunda época, de 1914 a 1939, año de su muerte. Para la mayoría, Yeats es un poeta importante gracias a esta segunda época, en la que su poesía pierde en musicalidad y suavidad soñadora y gana en densidad, complejidad, intensidad y dureza. Para la traducción es más agradecida -con diferencia- su primera poesía porque la suavidad soñadora se incorpora con más facilidad a nuestra lengua. La segunda es mucho más compleja y difícil de traducir porque los esfuerzos conceptuales que hay en ella y el austero lirismo que los suaviza se secan en cuanto les falta el apoyo de la métrica y la rima, siempre constantes (Yeats nunca quiso saber nada del verso libre: le parecía una concesión a la facilidad y una traición a la tradición). De ahí la sensación que tiene este lector con frecuencia de aridez y falta de atractivo, como si la pura y dura prosa versificada nos acompañara. Los esfuerzos del traductor en este sentido han sido por completo loables, pero los resultados no siempre han acompañado. Momentos de plenitud y momentos de grisura, decisiones mejorables y dianas absolutas, palabras o expresiones inaceptables para mí (magín, gacha, por cima de), injustificadas si nos atenemos al original, o traducciones sencillamente mejorables, quizás si el criterio se hubiera inclinado hacia la pura y dura literalidad, guiada por holgura de nuestra lengua, ya no sometida al corsé métrico ni a la atadura de la rima, o hacia la traición, si el resultado hubiera mejorado la literalidad, sin atentar por ello contra el sentido último, salvaguardado y respetado. Ahora bien, es fácil decir esto, pero lo difícil es afrontar el reto de nuestro traductor, y los resultados, aunque discutibles a veces, y mejorables otras, deben ser respetados y valorados como extremadamente honrados y laboriosos. Esta traducción es, en general, solvente, a menudo brillante, y otras más árida y seca. Pero ¿quién la hubiera mejorado drásticamente?
En cuanto a la edición en sí, es la primera vez que se traduce íntegramente al español la poesía de Yeats. El criterio seguido por los editores se adapta al de las ediciones más reconocidas en estos dos aspectos controvertidos: colocar Las errancias de Oisin al comienzo del volumen, en vez de en un apéndice al final (como solía hacerse antes de la edición de A. N. Jeffares (Londres, 1989) y aún lo siguen haciendo otros, como R. J. Finneran (Nueva York, 1989), y dividir los últimos poemas en dos volúmenes distintos, como, al parecer, era la voluntad del propio Yeats: Nuevas poesías y Últimas poesías (durante mucho tiempo, sin embargo, esta parte última de la poesía de Yeats se editaba como Last Poems, sin más). A eso hay que añadir la elegancia del volumen, de una exquisitez en cierto modo incompatible con los tiempos que corren y, por eso mismo, aún más valiosa.
Digamos ahora unas palabras sobre la poesía en sí de Yeats. Sus primeros libros, desde Las errancias de Oisin (1889) hasta El Yelmo verde y otros poemas (1910), pasando por Encrucijadas (1889), La rosa (1893), El viento entre los juncos (1899) y En los siete bosques (1904), muestran a un poeta completamente sumergido en las corrientes literarias inglesas de su tiempo, marcadas por la influencia del prerrafaelismo -William Morris sobre todo-, y del simbolismo importado de Francia por su amigo Arthur Symons. Todo este mundo de evocaciones, ensoñaciones y vagabundajes quiméricos dejó casi de existir a partir de su libro Responsabilidades (1914), en el que, bajo la influencia de quien fue su secretario por una temporada (1913-1916), Ezra Pound, depuró su lengua, la desnudó y la tensó sobremanera, con el fin de que pareciera intensa y verdadera además de más impersonal (máscaras donde ocultarse). Es la época de libros como Los cisnes salvajes de Coole (1919), Michael Robartes y la bailarina (1921), La torre (1928), La escalera de caracol y otros poemas (1933), Nuevas poesías (1938) y Últimas poesías (1939). En ellos la memoria desplegó toda su fuerza en sensacionales poemas elegiacos como En memoria de Eva Gore-Booth y Con Markiewicz, En memoria del comandante Robert Gregory o el magistral Regreso al museo municipal, uno de los mejores poemas sobre la amistad que he leído en mi vida, si no el mejor: "Si queréis juzgarme, no juzguéis solamente / este libro o aquel, venid a este lugar sagrado /donde cuelgan los retratos de mis amigos, y contempladlos".
Para Yeats la poesía denuncia y, al mismo tiempo, formula aspiraciones insaciables e ideales, como ese anhelo de la Unidad del Ser en medio de los fragores de un apocalipsis que parece estar a punto de llegar, tal como revela su escalofriante poema El segundo advenimiento: "Todo se desmorona; el centro cede; / la anarquía se abate sobre el mundo, / se desata la marea ensangrentada, y por doquier / se anega el ritual de la inocencia...". Pero, además, la poesía plantea al poeta en el plano individual una difícil y casi dramática cuestión: o escoger la vida (una mansión celestial) o la obra, como declara su poema La elección. Escogida la obra, al final sobreviene la corrosiva sensación de descontento con su propia poesía, proclamada poco antes de morir: "Convoco a aquellos que me llaman hijo... / para que juzguen lo que he hecho... / Yo no puedo pero no estoy satisfecho".

Todo ello entretejido por la presencia obsesiva de esa vejez torturante que se adueña como un espectro andrajoso de la vida del poeta y que deambula inútilmente por los escenarios de una sexualidad intimidante y cruel, en esos célebres poemas -Bizancio, Rumbo a Bizancio- en los que el placer acosa literalmente al viejo impotente que acaba refugiándose en una súplica: "Consumid mi corazón; enfermo / de deseo, y atado a un animal que muere, / desconoce lo que es; y haced que me una / al artificio de la eternidad". "

Ha fallecido RODOLFO ENRIQUE FOGWILL

RODOLFO ENRIQUE FOGWILL (1941 - 2010)


LLAMADO POR LOS MALOS POETAS



Se necesitan malos poetas.
Buenas personas, pero poetas
malos. Dos, cien, mil malos poetas
se necesitan más para que estallen
las diez mil flores del poema.

Que en ellos viva la poesía,
la innecesaria, la fútil, la sutil
poesía imprescindible. O la in-
versa: la poesía necesaria,
la prescindible para vivir.

Que florezcan diez maos en el pantano
y en la barranca un Ele, un Juan,
un Gelman como elefante entero de cristal roto,
o un Rojas roto, mendigando
a la Reina de España.

(Ahora España
ha vuelto a ser un reino y tiene Reina,
y Rey del reino. España es un tablero
de alfiles politizados y peones
recién comidos: a la derecha, negros, paralizados, fuera del juego).

Y aquí hay torres de goma, alfiles
politizados y damas policiales
vigilando la casa.

A la caza del hombre,
por hambre, corren todos, saltan
de la cuadrícula y son comidos.

Todo eso abunda: faltan los poetas,
los mil, los diez mil malos, cada uno
armado con su libro de mierda. Faltan,
sus ensayitos y sus novela en preparación.

Ah.. y los curricola,
y sus diez mil applys nos faltan.

No es la muerte del hombre, es una gran ausencia
humana de malos poetas. Que florezcan
cien millones de tentativas abortadas,
relecturas, incordios,
folios de cartulina, ilustraciones
de gente amiga, cenas
con gente amiga, exégesis, escolios,
tiempo perdido como todo.

Se necesitan poetas gay, poetas
lesbianas, poetas
consagrados a la cuestión del género,
poetas que canten al hambre, al hombre,
al nombre de su barrio, al arte y a la industria,
a la estabilidad de las instituciones,
a la mancha de ozono, al agujero
de la revolución, al tajo agrio
de las mujeres, al latido
inaudible del pentium y a la guerra
entendida como continuidad de la política,
del comercio,
del ocio de escribir.

Se necesitan Betos, Titos, Carlos
que escriban poemas. Alejandras y Marthas
que escriban. Nombres para poetas,
anagramas, seudónimos y contraseñas
para el chat room del verso se necesitan.

Una poesía aquí del cirujeo en la veredas.
Una poesía aquí de la mendicidad en las instituciones.
Una poesía de los salones de lectura de versos.

Una poesía por las calles (venid a ver los versos por las calles...)

Una poesía cosmopolita (subid a ver los versos por la web...).

Una poesía del amor aggiornado (bajad a ver poesía en el pesebre del amor...)

Una poesía explosiva: etarra, ética,
poéticamente equivocada.

En los papeles, en los canales
culturales de cable, en las pantallas
y en los monitores, en las antologías y en revistas
y en libros y en emisiones clandestinas
de frecuencia modulada se buscan
poetas y más malos poetas:
grandes poetas celebrados pequeños,
poetas notorios, plumas iluminadas,
hombres nimios, miméticos,
deteriorados por el alcohol,
descerebrados por la droga,
hipnotizados por el sexo
idiotizados por el rock,
odiados, amados por la gente aquí.

En las habitaciones se buscan.
En un bar, en los flippers,
en los minutos de descanso de la oficina,
entre dos clases de gramática,
en clase media, en barrios
vigilados se buscan.

¿Habrá en la tropa?
¿En los balnearios, en los baños
públicos que han comenzado a construir?
¿En los certámenes de versos?
¿En los torneos de minifútbol?
¿Bajo el sol quieto?
¿A solas con su lengua?
¿A solas con una idea repetitiva?
¿Con gente?
¿Sin amor?

No es el fin de la historia, es
el comienzo de la histeria lingual.

Todo comienza y nace de una necesidad fraguada en la lengua.
Falsifiquemos el deseo:
Te necesito nene.
Para empezar te necesito.
Para necesitar, te pido
ese minuto de poesía que necesito, necio:
quisiera ver si me devuelves el ritmo de un mal poema,
que me acaricies con sus ripios,
que me turbes la mente con otra idea banal,
y que me bañes todo con la trivialidad del medio.

Y en medio del camino, en el comienzo
de la comedia terrenal, quiero vivir
la necedad y la necesidad
de un sentimiento falso.

Se necesitan nuevos sentimientos,
nuevos pensamientos imbéciles, nuevas
propuestas para el cambio, causas
para temer, para tener,
aquí en el sur.

Y arriba España es un panal
de hormigas orientales:
rumanas, tunecinos,
suecas a la sombra de un Rey.

Riámonos del Rey.
De su fealdad.
De su fatalidad.
De Su Graciosa Realidad.
La realidad es un ensueño compartido.
La realidad de España
es su filosa lengua pronunciando la eñe
y su mojada espada pronunciando el orden
del capital y la sintaxis.

¡Ay, lengua: aparta de mí este cuerno de la prosperidad clavado en tu ingle,
suturada de chips, y cubre
nuestras heridas con el bálsamo de los malos poemas..!





Necesitamos muchos Fogwill
.

sábado, 21 de agosto de 2010

IV Certamen Comarcal de Poesía de SALMORAL




El pasado 14 de Agosto tuve la ocasión de participar en el IV Certamen Comarcal de Poesía de SALMORAL (Salamanca). Organizado por la Asociación de Amigos y Vecinos de Salmoral, el Ayuntamiento de la localidad y la diputación salmantina. Allí me encontré, reencontré mejor dicho, con Sebastián Galán, amigo y auténtico inspirador de éstos certámenes, Joan Gonper, poeta, editor y "castillejeador", y Raúl Guillén Campoy, poeta madrileño. Fué un placer participar con estos amigos en un acto sencillo pero muy agradable, lleno de poesía con ganas de disfrutarla y compartirla. Gracias a todos y un recuerdo desde este blog.



Con Joan Gonper y Raúl Guillén Campoy
El alcalde de Salmoral, Sebastián Galán, Joan Gonper y Raúl Guillén Campoy

ANTONIO LINARES FAMILIAR

ENHORABUENA SANTOS



Lamento el retraso en comunicar esta noticia, las vacaciones me han mantenido alejado de un ordenador y ahora hay que ponerse al día, por eso quiero empezar con mi más sincera enhorabuena a SANTOS DOMÍNGUEZ por su Luna y ciencia nocturna, poemario con el que ha ganado el Premio "Alegría" de Poesía dentro de los Premios Literarios José Hierro que convoca el Ayuntamiento de Santander.

lunes, 9 de agosto de 2010

A ESMORGA (La Parranda) de EDUARDO BLANCO AMOR


En 1959 y tras llevar 40 años viviendo en Argentina, Eduardo Blanco Amor, en su regreso a Galicia, publica A Esmorga (La Parranda).
Escrita en gallego y, como confesaba Blanco Amor, dictada al oído por la voz de recuerdos y de historias que en algún momento de su infancia ocurrieron, el autor escribe esta novela de seguido, obedeciendo esas voces que le marcaron la historia.
Una ciudad, Auria (Ourense) y tres personajes: el Castizo, el Bocas y el Milhomes, son los elementos que participan en la obra.
Tres individuos alcoholizados, miembros del estrato menos favorecido de la localidad y dados a beber enlazando los días entre parrandas y desafueros. Tres personas que recorren la ciudad en una espiral que va presagiando un final tan inevitable como lógico y al que nos lleva Blanco Amor con una prosa original, ágil, una escritura que conmocionó la literatura española del momento, experimental que prende al lector y lo arrastra por los desmanes que provocan sus protagonistas: un incendio, hurtos, peleas, una huída hacia delante abocada a un final trágico en el que aparece otro ser abandonado: Socorrito, otra víctima que supone el detonante de un final intuido pero no previsible.

En 1977 Gonzalo Suárez llevó al cine una adaptación de la obra con el título de Parranda, protagonizada por José Luis Gómez, José Sacristán y Antonio Ferrandis en los papeles protagonistas.
Considerada como obra maestra de las letras gallegas creo importante reivindicar esta obra fuera de la comunidad gallega y darle la importancia literaria que realmente se merece y tiene como obra innovadora y fundamental de la literatura española.
ANTONIO LINARES FAMILIAR